El llamado Taro Blanco es una curiosa formación geológica situada en la cima de la montaña que cae al río Pequeno por su parte izquierda, sobre los pueblos de Meiraos, Vilasivil y Miraz.

Se trata de una gran masa de roca caliza de color claro, que destaca fuertemente sobre el verde paisaje circundante.En sus alrededores se sitúa un frondoso pinar, y las vistas del valle del Lor son impresionantes. El Taro Blanco tiene algo especial más allá de sus 1.200 y pico metros de altura.

Puede que sean sus características formas redondeadas, o los afloramientos de caliza que asoman aquí y allá bajo un manto vegetal que es de un verde intenso la mayor parte del año.

Era una montaña muy especial para Paco López, el agente forestal andaluz afincado en O Caurel y también para su amigo y colega de profesión Alejandro G. Lagarón. Las cenizas de ambos reposan en la cumbre de O Taro Branco.